Liderado por Werner Heisenberg, uno de los físicos teóricos más importantes de su época y visionario clave para el desarrollo de la teoría de la mecánica cuántica. Él desarrolló un sistema basado en 664 cubos de uranio unidos por acero trenzado y suspendidos en un tanque de agua pesada (óxido de deuterio), para moderar la reacción. Todo ello rodeado por un anillo de grafito. Bautizada la prueba como B-VIII, fue el último y más cercano intento de crear un reactor nuclear. Apenas un mes después de aquel experimento, se acababa la guerra.