El hombre siempre ha buscado en los animales domésticos transformar lo que no podía ingerir por sí mismo de tal suerte que lo inútil deviniese proteína animal altamente digestible y de alto valor nutricional. El ejemplo paradigmático lo encontramos en los rumiantes, capaces de digerir fibras compuestas mayoritariamente de celulosa (el principal componente del papel o del algodón), un carbohidrato completamente inaprovechable...