El visionario conservacionista ya alertó sobre el calentamiento del mar y la vulnerabilidad del planeta hace más de medio siglo. Ganó la Palma de Oro en Cannes, publicó 50 libros y su invención del aqualung, un aparato de respiración submarina autónoma, expandió las posibilidades del buceo y de la fotografía bajo el agua. Pero tras la cara amable del activista de los océanos también hubo un marido y un padre ausente, un prospector para las compañías petrolíferas en la explotación del Golfo Pérsico