Al entrar por la puerta parece un restaurante normal de los muchos que pueden encontrarse al pie de la Gran Vía. Huele a queso parmesano y a especias italianas, pero, al bajar las escaleras rodeadas de papel brillante, el ambiente cambia radicalmente. La luz morada y tenue, la música alta y una bola de cristal reciben a la veintena de personas que han acudido un martes de julio a disfrutar de una pizza, un cóctel y… una tirada de tarot incluida con la consumición. "Después de ese grupo vais vosotras"