Alguien puede perder el móvil, el bolso o el paraguas. ¿Pero perder una ciudad entera? Eso mismo sucedió en el norte del estado de Nueva York, EEUU, en 2014. Google hizo algo que casi nunca hace: borró una ciudad de sus mapas. Pero no los culpes. La procedencia de la ciudad era sospechosa. Y cómo aquella ciudad, Agloe, una mota de una aldea en el oeste de Catskills, terminó en los mapas hace 90 años sigue siendo un enigma cartográfico. Cómo perseveró es aún más inaudito.