Las cartas de los grandes científicos nos permiten reencontrarnos con su humanidad, con su complejidad a veces rayana en la locura, con las caóticas y nada obvias vicisitudes que les llevaron hasta sus descubrimientos, con sus cuitas, sus dudas, sus miedos. Y hasta el día de hoy no contábamos en español con una historia epistolar de la ciencia internacional de la ambición y alcance, de la extensión y variedad de personajes, como la que acaba de publicar el físico José Manuel Sánchez Ron.