En 1932 empezaron a aparecer por el condado de Macon, en Alabama, unos panfletos que ofrecían a “gente de color” la posibilidad de obtener tratamiento gratuito contra la “mala sangre”. Ellos no lo sabían, ni lo sabrían durante los siguientes 40 años, pero en realidad iban a ser las ratas de laboratorio en un gran estudio sobre una enfermedad entonces sin cura: la sífilis. Un experimento realizado por el Servicio Público de Salud de EE. UU. en sus instalaciones de la histórica universidad negra de Tuskegee.