Para los científicos, una gema es un mensaje en una botella, excepto que el mensaje es la botella misma, una pista brillante de las fuerzas físicas, químicas y tectónicas extremas que operan en la profundidad del planeta. Lo que es más, muchas de las cualidades que ayudaron a volver prominentes a las “cuatro grandes” (diamantes, rubíes, zafiros y esmeraldas) en primer lugar —su dureza excepcional, su rareza, así como la profundidad y el brillo de su color— también son clave para el valor científico de las joyas. Las piedras preciosas nacen de la lucha, de matrimonios forzosos entre elementos químicos hostiles, y son lo suficientemente duras para sobrevivir a cataclismos que arrasan con todo a su alrededor.