A menudo se ha considerado que la recuperación de la mujer tras el parto ocurre de forma simultánea en todas las áreas (física y emocional) en un periodo de seis semanas. Sin embargo, la alimentación y cuidado del bebé, incluyendo los cambios en los ritmos de vida, son una fuente de fatiga que continúa más allá de ese primer periodo y que puede hacer que la recuperación se alargue en muchos casos más de lo esperado. El ritmo de sueño del bebé recién nacido, que aún no está bien establecido, provoca en los cuidadores numerosos despertares...