Tras las sequía y los incendios, el terreno árido es más vulnerable a la erosión que provocan las lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes en España. La tierra reseca y desnuda que se extiende con la sequía y los incendios de este verano es más vulnerable a las lluvias torrenciales, cada vez más frecuentes en España. Las tormentas degradan estos suelos, incapaces de absorber mucha agua de golpe.