En estos 3 estudios se investiga la disposición de la gente a castigar a un profesor acusado de acoso sexual variando ciertos parámetros como la solidez de la acusación (en un caso clara y en otro dudosa) y si hay un observador que es favorable a castigar al profesor. La conclusión de los 3 estudios es que la gente castiga a los que han hecho algo malo para aparecer ante los demás como virtuosos. Incluso si no está claro si alguien merece castigo, castigamos para mejorar nuestra reputación. Los que tienen dudas castigan menos que los que están seguros, así que las convicciones morales de que…