El coronavirus SARS-CoV-2 se propaga por todo el organismo, e incluso invade el cerebro, y permanece en el cuerpo durante casi ocho meses, según ha descubierto un equipo de científicos de los Institutos Nacionales de Salud (NIH) de EEUU, que ha analizado muestras de tejidos procedentes de autopsias que se habían realizado a 44 personas que fallecieron con COVID-19 entre abril de 2020 y marzo de 2021. Todos estos individuos fallecieron con COVID y ninguno había sido vacunado.