Puede usted mismo hacer la prueba, aunque no es muy recomendable. Elija una muñeca y regálesela a un primate para que juegue. Puede ser un simio —un chimpancé, un bonobo, un gorila, un orangután— o puede ser un mono. El que más le guste, todos son parientes evolutivos nuestros muy cercanos y el resultado será invariable. Si es un macho joven, en fin, adiós muñeca. La despedazará rápidamente. Tal vez para mirar qué tiene dentro. Tal vez al disputársela con otros machos. ¿Y si es hembra?