Científicos han perfeccionado una técnica milenaria para curar heridas resistentes a antibióticos, pero muy pocos se animan a usarla por "asco". Estas larvas se alimentan de tejido humano en descomposición: al colocarse sobre la piel de heridas infectadas -causadas, por ej., por diabetes o úlceras venosas- las larvas se comen el tejido muerto y secretan sustancias curativas, lo reduce el uso de antibióticos o incluso los hace innecesarios. Conocida como terapia larval tiene sus raíces en conocimientos ancestrales...