Cuando nos sacamos sangre para una analítica, la persona que nos hace la extracción siempre dice que nos presionemos durante cinco minutos. A veces ponen una tirita para evitar que salga demasiada sangre. En otras ocasiones simplemente nos dejan un algodoncito para que presionemos. Sea como sea, a veces hay que conducir inmediatamente, o no queremos ir por la calle con la manga subida en pleno invierno, o simplemente nos parece un incordio andar sujetándonos. ¿Y qué pasa? Que los cinco minutos se convierten en 30 segundos (...)