En la actualidad, la etapa fértil estipulada por la biología y la fisiología del cuerpo de la mujer no coincide con la edad a la que una mujer se plantea ser madre. De hecho, la estabilidad laboral y emocional que necesita una mujer para tomar la decisión de ser madre suele llegar en las sociedades occidentales casi al final de esa etapa fértil. El resultado es que hay que hacer malabares para cuadrar la maternidad con la vida personal y laboral y por tanto, se retrasa la maternidad. Entra en escena el estresor maternal.