Los humanos evolucionamos para tener una esclerótica blanca porque nos permite comunicarnos y cooperar mejor entre nosotros. Cuando miramos los ojos de alguien, podemos saber en qué dirección está mirando debido al contraste entre un iris más oscuro y una esclerótica de color blanco. Esto nos podría haber ayudado a lo largo de nuestra evolución.
Según la teoría del ojo cooperativo, los seres humanos participan unos con otros en tareas que requieren colaboración en torno a un objeto o lugar. Un ejemplo sería la caza, o el tallado de la piedra.