Los bosques han recibido una verdadera bonificación de CO 2 durante décadas, lo que les ha permitido secuestrar toneladas de dióxido de carbono que les permitió hacer más fotosíntesis y crecer más. De hecho, este mayor secuestro ha logrado reducir el CO2 acumulado en el aire, pero ahora se acabó. Este efecto fertilizante del CO2 está disminuyendo a nivel mundial. Un estudio concluye que la reducción ha alcanzado el 50% de forma progresiva desde 1982.