Para ello, han realizado diferentes pruebas de simulación, siguiendo en todo momento las indicaciones para la preparación de la vacuna de Pfizer, con tal de «sacar el máximo partido a los tan deseados y tan escasos viales». Conscientes de que la séptima dosis de la vacuna podía sacarse «por pura matemática», aplicaron un método preciso, que requiere de un material adecuado para eliminar «los espacios muertos» existentes en las jeringuillas y agujas. Es decir, conseguir no perder ni una sola gota de la dilución realizada porque es «oro líquido».