Las baterías se degradan. Más rápido o más lento, pero todas las baterías que usamos en los dispositivos que tenemos por casa se acaban degradando y, por lo tanto, reduciendo su capacidad. Lo sabemos, sobre todo, gracias a los móviles, que en uno o dos años después de su primer encendido empiezan a ofrecer menos autonomía. Es normal, es pura química y es algo inherente a las pilas de ion-litio.