Los efectos principales que origina la vida sedentaria son el bajo rendimiento, el desánimo, el estrés, la disminución de la autoestima y las dificultades en la concentración. Se trata de comportamientos y emociones provocados por el “desarrollo inadecuado de las conexiones neuronales del cerebro debido a la pérdida de los hábitos saludables y la disminución o ausencia de la actividad física”, explica el doctor Juan Carlos Portilla, neurólogo de la SEN.