Barcelona y Madrid suelen protagonizar las noticias sobre contaminación del aire en España, con unos niveles que les han acarreado incluso multas por parte de la Unión Europea. Pero si hablamos de emisiones de gases de efecto invernadero, lo cierto –y a primera vista paradójico– es que sus habitantes emiten proporcionalmente menos que los de la mayoría de urbes pequeñas y con viviendas más dispersas.