Seguramente hayáis visto alguna referencia en el cine o los documentales a los canarios que los mineros llevaban consigo para detectar la presencia de gases tóxicos, normalmente monóxido de carbono. Las almejas se alimentan filtrando el agua, y lo que ocurre es que cuando detectan concentraciones pequeñísimas de metales pesados... ¡Cierran el caparazón! Además detectan también fertilizantes y otros contaminantes provinientes de la agricultura.