El uso del desfibrilador ante una parada cardiaca aumenta hasta un 90% las posibilidades de supervivencia sin secuelas graves, pero existe enorme disparidad entre las comunidades tanto en dotación como en normativas.
"La muerte súbita mata muchísimo y no lo estamos viendo. No existe conciencia ni entre los médicos ni entre la población y tampoco hay una normativa nacional" se queja el cardiólogo Ignacio Fernández Lozano.