Al llegar al segundo trimestre de su embarazo, los exámenes comenzaron a dar indicios de la presencia de un tumor en la región del pecho del bebé. Era una condición rara, llamada secuestro pulmonar, en la que hay una masa que parece un pulmón, al cual le suministran sangre los vasos sanguíneos pero no tiene ninguna función específica.
"A pesar de que ese tumor no es maligno, es decir, no es un cáncer, estaba creciendo y comprimiendo los órganos del bebé, además de robar parte de la sangre del cuerpo y causar que se deposite agua (...)"