El software no solo puede detectar moléculas tóxicas: también puede crear nuevos compuestos, mediante un sistema de puntuación. Si crea una molécula tóxica recibe una puntuación baja, penalizándola. Si no es tóxica, gana muchos puntos.
Pero, ¿qué ocurre si un usuario malintencionado cambia los parámetros? Es decir, penaliza a la IA por crear moléculas seguras, y la premia al crear moléculas tóxicas. El resultado le dejó sin palabras: la IA creó 40.000 armas químicas letales, en solo 6 horas.