Para combatir desinformaciones, es mejor prevenir y formar al público que forzar un cambio de opinión. Matute, que investiga sesgos, asociaciones mentales e ilusiones causales, considera que la equidistancia de algunos medios y la politización son los grandes problemas de las noticias falsas en la pandemia.
La desinformación no es una broma: plantea un problema de desconfianza y percepción del público que, si no está preparado, tendrá dificultades para distinguir qué información es veraz y cuál es falsa.