Después de un meticuloso trabajo, los investigadores consiguieron filmar la mandíbula de la hormiga en acción con una cámara de alta velocidad a 50.000 fotogramas por segundo. Sus mediciones indican que el sistema se cierra en medio milisegundo, es decir, unas 700 veces veces mas rápido que el parpadeo de un ojo, y que las fauces se desplazan a unos 80 km/h.