Aunque pueda parecer sencillo, el zaï se basa en realidad en una serie de complejos mecanismos ecológicos. La técnica consiste en concentrar agua y estiércol en un punto, favoreciendo así el crecimiento de los cultivos en un contexto de lluvias escasas e imprevisibles. Para lograrlo, se preparan bolsones de semillas durante la estación seca. Se trata de agujeros de 10 a 15 cm de profundidad y de 20 a 40 cm de diámetro, que se recubren con abono orgánico y se siembran con cereales (en concreto, mijo o sorgo). Luego, cuando llueve, la bolsa...