4 meneos
6 clics
La última cena
Midiendo la velocidad de expansión de las dos enormes burbujas de gas que emanan del centro galáctico.
Hace unos pocos millones de años, un instante a escala cósmica, el oscuro monstruo que se esconde en el corazón de la Vía Láctea devoró su última gran presa, una enorme masa de gas, la mayor parte del cual se precipitó hacia el olvido. La mayor parte, pero no toda. Algo de esa materia, acelerada y calentada hasta niveles asombrosos, terminó siendo expulsada siguiendo su eje de rotación, formando dos inmensas burbujas de gas de varios millones de masas solares que aún hoy se están expandiendo a velocidades que se aproximan a los 1000 Kilómetros por segundo, y que en el caso de la que se extiende por encima del plano galáctico se extiende ya 23.000 años-luz. Proporciones colosales en todos los sentidos.
Hace unos pocos millones de años, un instante a escala cósmica, el oscuro monstruo que se esconde en el corazón de la Vía Láctea devoró su última gran presa, una enorme masa de gas, la mayor parte del cual se precipitó hacia el olvido. La mayor parte, pero no toda. Algo de esa materia, acelerada y calentada hasta niveles asombrosos, terminó siendo expulsada siguiendo su eje de rotación, formando dos inmensas burbujas de gas de varios millones de masas solares que aún hoy se están expandiendo a velocidades que se aproximan a los 1000 Kilómetros por segundo, y que en el caso de la que se extiende por encima del plano galáctico se extiende ya 23.000 años-luz. Proporciones colosales en todos los sentidos.
|
comentarios cerrados