Hay espacios para la oscuridad, el silencio y la impunidad en el engranaje en el que interactúan las altas instituciones de nuestro país. Y así lo percibe la ciudadanía al conocer las noticias de los últimos días en torno a la posibilidad y los indicios fundados de que la jefatura del Estado haya sido utilizada en el contexto de una trama corrupta para eludir el pago de impuestos y blanquear dinero.
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