En la misma ciudad de Waterloo, hace unos días, un grupo de dirigentes de la Generalitat catalana encabezados por el presidente Quim Torra celebró un acto de desagravio del rey catalán sin corona, Carles Puigdemont. En esa misma Waterloo, celebrado por doscientos independentistas entusiastas, Puigdemont reclamó al gobierno de Pedro Sánchez pasar de los gestos a los hechos e iniciar la discusión que prometió sobre el futuro de Cataluña. “El periodo de gracia”, dijo, “se acaba”.
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