Una vez asumida la posible investidura de Pedro Sánchez, el PP se encamina hacia una oposición contundente en todos los escenarios mientras busca el equilibrio con Vox para mantener el poder territorial y, al tiempo, diferenciarse de los de Santiago Abascal en un complicado juego de malabares. En la calle comienza la partida. “Es evidente que no quiero gobernar con Vox”, decía este miércoles el líder de los populares para admitir acto seguido que recurrirá a Santiago Abascal, si le necesita para llegar al Gobierno
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