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El votante también es culpable

Adolf Hitler no engañó a nadie y mucho menos a sus votantes. Antes de llegar al poder el líder nazi verbalizó su deseo de instaurar una dictadura, de eliminar a los judíos, de emprender una guerra, de expulsar a todos los inmigrantes, de evitar que los discapacitados siguieran suponiendo una “carga” para el país y de acabar con sus enemigos políticos. Los alemanes no solo no desconocían esos planes, sino que quienes le votaron lo hicieron, entre otras cosas, porque querían que los llevara a cabo. Y así fue.

| etiquetas: votantes , elecciones , hitler , nazismo , alemania

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