La primera vez que tuve un ataque de ansiedad tenía 16 años. Estaba leyendo de noche en mi dormitorio y empecé a sentir una sensación extraña. Sin ser capaz de identificarla o definirla, solo podía saber que dolía, y mucho. Años más tarde leí que Virgina Woolf la llamaba «la ola dolorosa» y me pareció hermoso. Pero antes de saberlo, antes de descubrir que tenía compañeras en ese dolor, ante esa inmensa soledad y sufrimiento, esa noche de hace tres décadas me metí en la ducha para intentar salvarme.
|
etiquetas: salud mental , congreso