“Esto es una lucha por la redistribución de la riqueza y contra la precariedad, por eso tanta gente simpatiza con ella, porque piensan que si sale bien, quizás después se pueda contagiar a sus sectores”, opina Mikel Etxebarría, de ELA. Tras las huelgas y movilizaciones de junio y, de nuevo, ante la falta de respuestas concretas de la patronal, volvieron a convocar cinco días de huelga, esta vez ininterrumpida, entre el 30 de septiembre y el 4 de octubre. El seguimiento, según la mesa sindical, fue de más de un 80%.
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