La mayoría de las mujeres que acuden a estas casas al carecer de recursos propios o un entorno familiar que pueda ofrecer un refugio seguro para alejarse de sus maltratadores, llevan con ellas a sus hijas e hijos, situación que aumenta su vulnerabilidad y, según denuncian, es utilizada como arma arrojadiza. “A una compañera de Algeciras le amenazaron con llamar a los servicios sociales o a protección de menores para quitarle a sus hijos cuando se mostró disconforme con algunas cosas y esto no es justo porque estamos sufriendo por malos tratos"
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