Decir al conjunto de la población española que una mina a cielo abierto contamina, que una nuclear puede petar y matar a cien mil personas, que los macroedificios de las playas acaban con la riqueza que hizo que se construyeran, que las prospecciones frente a las zonas de valor turístico son un atentado contra su riqueza y su vida futura, que merece la pena rescatar al lobo y al lince (por ejemplo),… es, en la inmensa mayoría de los casos, al menos inútil. La gente quiere trabajo, bienestar, nivel de vida. La gente no quiere aguafiestas.
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