La Unión Europea obliga a publicitar las obras que financia o subvenciona con vallas cuyo tamaño depende del coste de la inversión. El objetivo de visibilizar sus actuaciones carece de sentido cuando se emplazan, como sucede con la mayoría de las más de cien que hay salpicadas por la montaña entre Pedralba y Ourense, en lugares inaccesibles o sin población que nunca tendrán espectadores. Decenas de miles de euros dedicados a predicar en áreas totalmente vacías.
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