Entre 1991 y 2013, la Confederación de Empresarios de Galicia solo conoció a dos presidentes. Primero fue Antonio Ramilo, alcalde de Vigo en los estertores de la dictadura, y después el coruñés Antonio Fontenla. Fueron años convulsos, no exentos de escándalos, pero de enorme estabilidad en la mayor organización empresarial gallega, que atraviesa una más que delicada situación económica. Ahora, la patronal no tiene ni sosiego ni continuidad, tras la caída de su tercer presidente en dos años.
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