Responsables de la Unión Europea y Estados Unidos tratan de parar el proyecto de regulación de China a la importación de alimentos que podría incluso afectar a las pastas, el café o las galleta. A empresas occidentales instaladas en China como Hershey, Kraft Heinz, Mondelez, Unilever, Nestlé o Danone, esta nueva regulación les encarecería su producción. La medida parece un contrataque al gravamen impuesto por la Unión Europea a las importaciones siderúrgicas chinas.
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