El flamante Gobierno de Pedro Sánchez cuenta con mis cien días de gracia. Tendría que cometer un pecado muy grave para ensombrecer el alivio que me produce que Mariano Rajoy ya no viva en La Moncloa. Pero si los que comete son veniales, les adelanto que retendré mi lengua y mi pluma. Deseo disfrutar plenamente de este verano a la portuguesa que yo pedía en mi anterior columna en infoLibre.
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