Habla desde la cárcel el gran traficante de armas al que su amor por el dinero le perdió. La DEA fue a por él y su caza en Barajas llegó a poner en peligro al comisario Villarejo, al que el sirio llamaba su hermano. Aún está dispuesto a dar la cara por él. Cuando fue detenido, Al Kassar ya no tenía guardaespaldas ni funcionaba el timbre de su mansión. Así cayó el "pavo real" de Marbella.
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