El fracaso de Vox en las elecciones del 23-J no se debe solo a su retroceso electoral (perdió 600.000 votos). Uno de los objetivos estratégicos del partido, el voto de los trabajadores, no se ha logrado. A pesar del atronador ruido mediático sobre el “sanchismo”, las clases trabajadoras mantuvieron muy mayoritariamente su apoyo a los partidos del Gobierno de coalición de izquierdas: el 29% optó por el PSOE; el 21%, por Sumar, ambos por delante del apoyo cosechado en esta franja por el bloque integrado por el PP (19%) y Vox (apenas el 9%).
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