Nadie vota a su verdugo o a su carcelero si no es bajo manipulación y/o coacción, directa o indirecta. No hay mayor dictadura que la del capital, la del poder económico, la que intenta hacernos creer que vivimos en un sistema de ‘una persona, un voto’, cuando realmente sobrevivimos en una prisión de ‘un euro, un voto’.
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