El Tribunal Supremo acaba de confirmar que unas líneas en una nota pueden constituir un testamento ológrafo. En 1918 dio validez a un testamento escrito en una carta de novios: "Pacicos de mi vida: en esta mi primera carta de novios va mi testamento, todo para ti, todo, para que me quieras siempre y no dudes del cariño de tu Matilde". La carta, escrita siendo ella mayor de edad, constituía para el Supremo un testamento ológrafo (escrito de puño y letra) válido.
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