En 2006, una chica del Reino Unido confesó que su padre estaba abusando de ella. Su madre no la creyó. La muchacha decidió dejar una cámara grabando en su habitación toda la noche. En plena madrugada, su padre entró en el cuarto y volvió a abusar de ella. En el vídeo solo se podían ver los antebrazos y las manos del agresor. La policía llamó a Sue Black, una antropóloga forense que se había pasado décadas identificando cadáveres sin nombre;
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