Hay tres razones,como mínimo,para cambiar. La primera: ese presidente sería fruto de una elección,no de una fecundación. La segunda: tendría un mandato limitado,no ocuparía la jefatura del Estado de modo vitalicio.Ningún presidente se quedaría en la Zarzuela hasta su muerte o su abdicación voluntaria,y,desde luego,no le pasaría el cargo a sus hijos. La tercera: no sería irresponsable e inviolable como lo son Juan Carlos I y Felipe VI. Si cometiera alguna tropelía podría ser depuesto y hasta juzgado y condenado. Al final,el cuñadismo monárquico
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