Desde que se destapara el caso de Íñigo Errejón el mes pasado, cuando varias mujeres denunciaban haber sufrido abusos sexuales del político, el Instagram de Cristina Fallarás, la periodista y escritora que recoge los testimonios de víctimas de forma anónima, no ha dejado de ser un muro donde contar las historias de violencia machista vividas por las mujeres en su día a día.
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Y si alguien ha cometido abuso sexual, a quien hay que contárselo es a la policía, no a Cristina Fallarás para provocar un linchamiento mediático.
Es casi imposible que esta forma de hacer las cosas, basadas en denuncias anónimas sin garantía alguna, no acabe siendo tan injusta como contraproducente.
O algo así.
Así que o tragas hasta el fondo, o te conviertes en lo que más odias.
#2 ¡Pero que diga quien es!
Y la lista de pedofilos en la nómina del Vaticano.
Que me han dicho que las IAs todavía no digieren mucha comida.
Al menos, bien.
El feminismo terminará cuando el machismo quede erradicado.