Indignación, rabia, enfado... difícil definir lo que sintió la pasada semana Ana Gálvez tras recibir una carta del Instituto Nacional de la Seguridad Social que resolvía que su hermano, fallecido tres semanas antes, era considerado apto para reincorporarse a su puesto de trabajo por la «mejoría efectuada» en los problemas pulmonares que le habían llevado a obtener hace casi dos años y medio la incapacidad
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